Se hallaba en un limbo, en un lugar intermedio entre la mandíbula de la muerte y la posibilidad remota de la libertad.
Todo exceso es negativo.
Hay que ser muy hembra para admitir que los sueños de la maternidad son una utopía.
Amar a los hijos no es una condición biológica, sino un proceso de aprendizaje que puede verse frustrado ante cualquier circunstancia.
Las órdenes existen porque hombres como él viven para cumplirlas.
El poder no se cede. Se gana o se pierde.
Perder es un sinónimo de desgracia en el lenguaje de la política.
No todos los días nace un hombre dispuesto a sacrificarse por su tiempo.
Maldita chiquilla. Maldita juventud. Al parecer, ser joven era sinónimo de estupidez.
Todos susurran por los rincones y hay un malestar que se respira en el aire, que penetra con su olor a cosa viva en cada diminuto alvéolo de los pulmones.
Para hablar de amor es preciso haberlo visto desde una tercera persona imparcial, omnisciente, omnisapiente, omnipensante o quizás omnignorante.
Un amor en secreto es una mezcla agridulce de frustración y de hormonas.
La felicidad es una forma difusa que aún hoy asocio con el hecho de contemplar a lo que se quiere y ser a la vez contemplada.
Las máscaras son un arma. Y todo hombre inteligente debe tener al menos una.
Tener consciencia de la rareza individual es un paso hacia la tolerancia familiar.
Toda gestante, no importa de la especia que sea, se convierte a la larga en un bulto redondo.
Las preguntas se quedaron en el aire, colgaron como zanahorias.
Incluso lo que más raro parece, tiene una explicación natural y dialéctica, obediente a las leyes de la naturaleza.
El mundo exterior se había convertido en una ostra.
Las personas con espejuelos son las más comunes del mundo.
No hay nada peor que el sonido de un orgasmo ajeno cuando no se tienen orgasmos propios.
El silencio de los solitarios y de los culpables, el silencio del hijo que sabe que probar fuerza con su madre es un error duro, de los de peor clase.
El odio contra la madre, un odio troyano, un odio griego, tan antiguo como clásico.
No hay nada más asqueroso que un padre que quiere demasiado a sus hijos.
Mientras más alto se asciende, más rápido se desploma uno.
Se cree la reserva de toda sabiduría, pero de esa sabiduría reseca, sin humedad, que no sirve para nada excepto como alimento para las polillas.
Ciegos hay dondequiera que alguien no quiera ver.
La juventud es un asco.
La ironía no es una herramienta adecuada para el diálogo.
La ironía es el condimento fundamental de cualquier conversación entre dos seres pensantes.
Su tono de gato sarnoso, de gato sin hogar, lleno de mataduras y arañazos.
Qué aburrido brilla el sol.
El miedo es la forma más refinada de la soledad.
El miedo a los ojos ajenos es la forma más depurada de la soledad.
En la naturaleza, todo es reciclaje.
El desconocimiento también es poder.
Cuando se escoge el nombre de un hijo se da también una muestra de carácter.
Somos lo que nombramos.
El pelo de cualquier criatura no deja de crecer, el proceso ni siquiera se detiene con la muerte, el pelo es lo único vivo que nos acompaña, lo único que prueba la perdurabilidad del concepto vida sobre el concepto de desaparición, no somos tan finitos como han pretendido hacernos creer, otras cosas también florecen en silencio. Es decir, en la categoría de los infrasonidos, las larvas de las moscas crecen en todos lados, por ejemplo, y las propias moscas emiten estallidos cuando cagan sobre las cortinas que protegen las ventanas de los ojos inquietos de los transeúntes.
Hay protocolos que pierden sentido cuando no suceden en un espacio determinado.
Son curiosas las moscas. Huelen el conflicto desde la distancia.
Su cabeza se mueve de un lado a otro como si fuera un inmenso títere de felpa.
No hay nada en este mundo que la lógica no pueda explicar.
No hay nada en este mundo que la palabra trauma no pueda cubrir.
El poder asume fuerzas atípicas, formas que se asemejan a la belleza.
Los años son inexorables y estamos aquí, en esta tierra, solo para atestiguar cómo el tiempo destruye lo que toca, ya sea una familia, una ilusión o los peldaños del poder.
Los años corroen y muerden, y no ha de culpárseles porque ese ha sido siempre su propósito, desde que el tiempo se hizo tiempo.
Un soldado puede permitirse ser débil cuando nadie lo mira.
No le gustaba vivir aferrado a las migajas de sal de la esperanza.
Cuando se viven tantos años de carrera militar se aprende a la fuerza la necesidad de ser práctico.
Belleza y poder eran el perfecto equilibrio en la balanza de la vida.
Las alianzas no son simples en ninguna historia.
No hay nada mejor que una pasión a la que se pone frenos, porque es entonces que la pasión se desborda y lo revoluciona todo.
La gente tiene mala sangre en tiempos de desgracia y disfrutan las caídas ajenas.
Las leyendas y los mitos que nos cuentan en la infancia son siempre escabrosos. Los adultas se esfuerzan en condimentar las moralejas con agudos pespuntes de terror. Son esas historias las que se quedan grabadas en el genoma de nuestras mentes y que luego no nos dejan dormir. Es irónico que los adultos se pregunten por qué los niños lloran, por qué el insomnio, qué idiotas los padres, es tan claro que sólo un ciego se negaría a ver el coco debajo de la cama, al diablo escondido dentro de los zapatos, o a las mariposas que adquieren vida y escapan de la cárcel del dibujo.
No hay forma de que un hijo pueda escapar de sus padres ni de los terrores de sus padres.
Un hombre con bigotes será siempre un hombre de confianza. Y, más que eso, uno con poder. Sería redundante añadir lo siguiente: un hombre con bigotes es capaz de llevar las riendas que controlan la estabilidad de una familia o de un país.
El ejercicio del amor siempre va acompañado del miedo. Amamos a lo que tememos, y viceversa.
Alguien que mueve la boca sin que se puedan leer sus palabras es un vencedor y no un vencido.
Matar no es siempre cómodo.
La curiosidad es un mérito, aunque hay quien piensa que es también un defecto.
Los lamentos de un miembro de nuestra propia especie disparan instintos de huida o enfrentamiento.
Los traumas en la juventud y en la infancia nacen de la falta de sueño.
Su voz iba cubriéndose de finas capas de frustración, capas brillosas como las del hielo a punto del quiebre.
En la oscuridad, todos los sonidos se convierten en una manifestación de la náusea o del miedo.
Ese es el olor de la vejez: el vacío.
Toda historia necesita de una heroína.
Ahora podía encoger los hombros y la cintura por el dolor del lumbago, y sentirse viejo, y usar zapatos deportivos o chancletas si quería, ahora existía el mundo de la infinita posibilidad.
Ya se sabe cómo es la imaginación de la gente, fértil y cabalgante.
El idioma de los aullidos es una lengua muerta que por desgracia aún todos entendemos.
Las moscas son animales inteligentes que tienen su propio gobierno sobre las cosas vivas o las muertas, no hay lugar en este mundo que las moscas no controlen, ni piel, ni superficie, ni naturaleza.
La curiosidad no es ni relativamente buena ni relativamente mala. La curiosidad es infame.
Los susurros de papá eran los de un lagarto.
Para usar zapatos de tacón se debe ser santa o revolucionaria, no existe un camino intermedio. Hay que tener ovarios para soportar los dedos machucados, los pies convertidos en trizas, y para no permitir que el dolor se te meta en el cerebro como una mosca gorda y plante sus huevos ahí.
Todo lo que sucedía en el mundo tenía un propósito, pero mamá ya no podía comprender, se había vuelto anciana de repente.
Sólo sentía vacío, hambre y vacío, la soledad del fracaso que nota el último corredor en una pista cuando todos los otros han llegado a la meta.
Quién dice que en la muerte no hay movimiento.
Cuando odias a tus padres, es muy fácil encontrarles manchas.
Existen ironías, y no todas son trágicas, ni siquiera dramáticas, sino risibles, o mejor dicho, tragicómicas.
Se cuenta rápido, pero el tiempo es un hijo de puta.
El miedo es un hijo de puta. Un gran hijo de puta.
El caos es lo contrario a la creación ordenada.
Siempre que hay reacción, hay acción.
En toda obra humana existen fallos.
Ser un buen algo, un buen cualquier cosa, por ejemplo, ser un buen hombre, es algo difícil.
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