El tiempo no se agota en los relojes; está sobre ellos. No les obedece: sería como creer que la fiebre la crean los termómetros... Los relojes marcan un sólo tiempo y ¡hay tantos a la vez!
La ciencia avanza, la técnica innova... pero no añaden nada al vivir humano, tejido con emociones más que con razones... Las razones se añaden luego, para justificarnos: seguimos amando y odiando como en Grecia.
Hay que sentirse abierto y saber aceptar. Los caminos del encuentro son imprevisibles y es menester andar alerta para no descuidarse en las encrucijadas... ¡Las encrucijadas de la vida! Son la oportunidad para saltar, y aparecen inesperadamente.
No es lo mismo la ley que la justicia.
La sensación de haber vivido una tarde en el paraíso, donde todo pasa sin pasar nada.
1 comentario:
No me cabe duda, cómo exalumno de José Luis, ha sido el mejor profesor universitario que he tenido, y además abogaba por una economía humanista. Gracias profesor.
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