El humanismo nace de aquellos que no poseen carisma ni la mínima parcela de poder. Si pensamos en Pasteur y en Chaplin, ¿cómo admirar y estimar a Napoleón?
Los personajes de las obras de ficción resultan de la suma de figuras que se impusieron al autor, que forman parte de su experiencia vital.
La herejía es siempre activa y constructora, abre caminos nuevos. La ortodoxia envejece y pudre las ideas y los hombres.
No hay derecho mayor y más inalienable que el derecho a soñar. El único derecho que ningún dictador puede recortar y suprimir.
2 comentarios:
Me copó el último comentario!!!! Soñar, soñar, como decía Lenin… tenemos que soñar, siempre que el sueño esté hecho de realidades…
Muy buenooooo!!!!!!!!
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