Somos criaturas del azar en manos del capricho de las horas.
Debían de ser las diez y media pasadas y el pueblo aún se restregaba los ojos un poco adormecido.
Los niños tienen esa capacidad de concentrarse en lo que están haciendo de manera que ya nada más existe a su alrededor.
La hiel ya rebosa en al boca porque se ha instalado en la saliva.
Hay acontecimientos tan profundos que, hasta que todos aquellos que los recuerdan no han desaparecido, no se pueden considerar superados.
Los recuerdos se habían convertido en fotogramas de ficción y confundía lo vivido con lo imaginado.
Vivía sin vivir, sentía la muerte sin poder sentir su paz.
Las guerras, sobre todo, aniquilan las conciencias de quienes pierden la dignidad y el respeto por sí mismos.
El terror se clavaba en su interior como una angustia inconcebible.
No podía dejar de contemplar la muerte como la única liberación posible, como la única posibilidad de lograr aquella paz que anhelaba desde hacía tantos años, una paz que se le negaba, que le acechaba como un bien inasumible, como una necesidad que le era negada siempre.
Hay fechas que quedan marcadas en nuestra biografía de una manera tan dolorosa que solo la sombra del recuerdo atiza el desconsuelo.
Cuando el compañero de vida se va, nos quedamos como animales desconcertados.
La falta de fe y piedad nos pierde siempre.
Toda redención necesita su Judas.
Nadie elige el lugar donde nace pero este hecho marca circunstancias fundamentales de la vida.
Todas las bombas son criminales.
La guerra enloquece a los hombres.
Una voz blanca y luminosa como la nieve.
Para que unos nazcan, otros tienen que morir.
A veces olvidamos cuánto veneno esconde el aguijón de un escorpión.
La práctica hace maestros.
¿Será el instinto de supervivencia tan animal lo que nos lleva a hacer bromas con las tragedias más insoportables?
Nuestra miseria es como una maroma que arrastra nuestra tranquilidad y devora nuestro estómago.
¡Qué difícil es calcular la duración de los meses cuando eres un niño!
Eran jornadas que parecían carreras de lo largas que eran.
La esperanza es peligrosa porque insufla confianza en el porvenir. Pero la lucha animal por la supervivencia provoca que irracionalmente continúes adelante.
La casualidad nos reserva papeles funestos en acontecimientos que nunca hubiéramos querido vivir.
La muerte es el gran misterio mientras estás vivo.
Huir del infortunio a veces te hace tropezar con una desgracia mayor.
Los relatos históricos a veces son tan crueles como las propias circunstancias.
La frontera entre la realidad y la ficción es vaporosa muy a menudo.
Tenía en el pecho el deseo, como un anhelo, de meterse en casa como la carcoma.
Con la palabra, que todo lo hace posible, haremos de lo que no fue, pero podría haber sido, un fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario